Las amenazas Web abarcan una amplia gama de amenazas que se originan en Internet.
Las amenazas Web utilizan métodos sofisticados, con una combinación de diversos archivos
y técnicas en lugar de un solo archivo o enfoque. Por ejemplo, los creadores de amenazas
Web cambian constantemente la versión o variante que utilizan. Dado que la amenaza
Web se encuentra en una ubicación fija de un sitio Web y no en un equipo infectado,
el creador de la amenaza Web modifica constantemente su código para evitar ser detectado.
En los últimos años, los individuos llamados hackers, programadores de virus, spammers
y desarrolladores de spyware se conocen como delincuentes informáticos. Las amenazas
Web ayudan a estos individuos a conseguir uno de sus dos objetivos. Un objetivo es
robar información para venderla posteriormente. La consecuencia resultante es la fuga
de información confidencial en forma de pérdida de identidad. El equipo infectado
también puede convertirse en una fuente de ataques de phishing u otras actividades
de recopilación de información. Entre otros efectos, esta amenaza puede repercutir
negativamente en la fiabilidad del comercio por Internet y mermar la confianza que
hace falta para realizar transacciones a través de la Web. El segundo objetivo es
piratear la CPU de un usuario para utilizarla como instrumento para realizar actividades
que les den beneficios. Entre estas actividades se incluye enviar spam o llevar a
cabo extorsión mediante ataques distribuidos de negación de servicios o actividades
de pago por clic.